jueves, 8 de octubre de 2009

Corazón latente.



Olor amapola y una alma roja y pasional como un clavel.
Mirada escandalizadora, penetrante y genuina,
con toques que contrastan con el bello aroma de la dulce salada agua del mar.
Pestañas y cejas que entre acompañan la gélida tempestad.
Gotas sudorosas por labios hambrientos, que muerden entre si
un sin querer de fuerzas inmunes al mismo sufrimiento que le generan estos.
Perlas de color marfil saboreando con cada bocado, el sabor del saber y el perder.
Sonrisa matutina irreal, que idealiza sueños y pasiones entre acolchadas.
Leyendas escritas con puño firme sobre tus contrastes.
Facciones como poemas.
Rimas infinitas a través de tus poros.

Un Robin Hood regalador de sonrisas.
Un interrogante marcado en todo tu ser.

Un corazón latente por un amor.

Ese amor corre a 300 kilómetros por hora, para estar junto a ti, ahora en un segundo no te vayas tu.